Un día de mayo de 1946, el Presidente
Allí, el Presidente se reunió con un campesino a quien preguntó sobre la impresión de la Reforma Agraria, si no hay alguna preocupación por la labranza y si podría hacer cultivo en medio de la sequía como ahora.
El campesino le contestó que por muy fuerte que sea la sequía, puede cultivar mejor que en el coloniaje japonés, ya que ha sido dueño de la tierra, y comprará un motor para regar la tierra desde el año próximo.
Luego de despedir con el campesino, el Presidente instruyó a los funcionarios que vamos a iniciar lo más pronto posible la obra de irrigación, por muy difícil que sea la condición, y los cultivadores demandan el agua.
Abogando por la opinión del campesino, el líder antecesor subrayó que si el Estado y los campesinos aúnan las fuerzas, podemos adelantar la obra de riego y agregó que el Estado se encarga la obra de gran volumen, mientras los campesinos la obra pequeña.
Al concebir el propósito de la irrigación en el campo en las simples palabras de un campesino, el Presidente dirigió sabiamente la campaña para cumplirla y satisfizo así el anhelo secular de los labradores sobre el agua. -0-
www.kcna.kp (2024.11.26.)