Discurso del camarada Kim Jong Un en el acto de bienvenida al regreso de unidad de ingenieros del EPC, participante en operación en extranjero

Pyongyang, 13 de diciembre (ACNC) -- El estimado camarada Kim Jong Un pronunció un discurso en la ceremonia de bienvenida a la repatriación de la unidad de ingenieros del Ejército Popular de Corea, participante en la operación en el extranjero.

Su texto completo va como sigue:

Oficiales y soldados del regimiento de ingeniería 528 del Ejército Popular de Corea:

Calurosa bienvenida a todos ustedes que fueron enviados al extranjero donde demostraron de forma impecable lo heroico y profesional que es nuestro ejército y retornaron a la madre patria tras cumplir con responsabilidad las misiones que asumieron.

Un millón de gracias por haber regresado sanos y salvos.

Tal como añoraron cada día y cada instante todo lo valioso de la patria en los campos de batalla fuera del país, la patria también echó de menos cada momento a sus amados hijos.

Cada vez que me informaba de su combate diario, me provocaron profunda emoción las acciones de estas aves fénix que no vacilaban en dar su vida para cumplir la orden del Partido y la patria y sentí el vehemente deseo de que todos ustedes, sin excepción alguna, volvieran sonrientes preservando su preciada vida.

Ahora me doy cuenta de que este año sentí como nunca antes la angustia de la espera.

Como cuando esperaba a los combatientes de las unidades de operación especial que participaron en las batallas de liberación, me pareció una eternidad cada uno de estos 120 días desde aquel día en que tuve que enviar de nuevo a los de la unidad de ingeniería a aquel lugar peligrosísimo.

Ni con el paso del tiempo pude adaptarme ni habituarme a esta realidad, preocupándome por la integridad física de los valiosos hijos de mi país que estaban lidiando en el extranjero.

Ya todo ha pasado.

Ahora que todos han regresado, me siento tranquilo.

Compañeros, han batallado con coraje.

Una vez más felicito efusivamente a todos ustedes por haber demostrado el ímpetu de auténticos luchadores admirados por el mundo, tal como les encargaron el Partido, la patria y sus queridos allegados y también por haber vuelto con dignidad ostentando un aspecto más vigoroso y gallardo.

Compañeros:

Este regimiento es otra tropa enorgullecedora que representa con todo derecho la heroicidad, la fortaleza y la profesionalidad sin par de nuestro ejército.

Organizado el pasado 28 de mayo según una resolución y orden de la Comisión Militar Central del Partido de consolidar la valiosa victoria en la operación militar en el exterior, partió del país a principios del siguiente agosto y logró éxitos resonantes en el cumplimiento de la misión de ingeniería en la provincia de Kursk de la Federación de Rusia, liberada a costa de la vida por sus compañeros de armas.

Fueron inclementes las circunstancias de combate, pues tuvieron que desafiar el terrible peligro agazapado aquí y allá, afrontar la muerte palmo a palmo y poner a prueba su fe y voluntad paso a paso. Empero, nuestros guerreros no titubearon en lo más mínimo y todos fueron valerosos y responsables en todo momento.

Todos, desde los oficiales hasta los soldados, hicieron gala del heroísmo colectivo sobrellevando a diario la inimaginable carga mental y física y con ello obraron el milagro de convertir en área segura, en apenas tres meses, una extensa superficie peligrosa, tarea difícil de cumplir en varios años.

La gran importancia del éxito alcanzado esta vez por el regimiento radica en que es también el fruto del heroísmo colectivo que tiene su origen en el empeño unánime de todos sus militares y no en las hazañas de unos soldados bien preparados.

En aquellos cruentos escenarios que no perdonaban el menor fallo o relajamiento y donde había que pelear sin cesar tanto en el avance como en la retirada, pensaron primero en sus compañeros, los protegieron de los fragmentos con el cuerpo y cumplieron la misión aunque estaban mortalmente heridos. Su noble compañerismo, sacrificio sin igual y espíritu indomable merecen la admiración del mundo entero.

Creí firmemente en que así combatiría nuestro regimiento para cumplir la orden del Comité Central del Partido.

Los relevantes logros del regimiento se fundamentan también en el abnegado bregar de los soldados de comunicación y los médicos quienes cumplieron sus misiones de manera intachable, arriesgándose día tras día.

De veras, todos fueron audaces, hábiles, abnegados y heroicos.

El secreto clave de la insuperable capacidad de combate del regimiento en el extranjero lo constituyen el espíritu revolucionario y el combativo que predominaron en él a toda hora.

Mientras prevalecía el trabajo político nada común, original y móvil, de acuerdo a las condiciones de la línea de fuego, se puso de pleno manifiesto la superioridad espiritual y moral de nuestro ejército, como la son el cumplimiento incondicional de la misión, la lealtad, el patriotismo, la concordia de oficiales y soldados y el compañerismo.

Me impresionó de forma especial que montaran funciones artísticas de compañía en cuarteles modestos en las fiestas del 9 de septiembre y el 10 de octubre, cantaran canciones revolucionarias cuando iban a combatir, recitaran versos compuestos por ellos mismos en los recesos del desenterramiento de minas y escribieran cartas a sus familias.

Si no fueran hombres de férrea voluntad y optimistas, llenos de amor y respeto a su Partido, patria, tierra natal, padres y hermanos y firmemente convencidos del triunfo de su causa, nunca serían capaces de representar una vida como aquella entre la vida y la muerte.

Ningún ejército extranjero puede imitar las sublimes ideas y sentimientos de nuestros militares para quienes la vida dedicada a la patria no es sacrificio sino gloria. Y el arma poderosa y típica de nuestro ejército, que se llama heroísmo colectivo, no se puede fabricar ni con todas las riquezas del mundo.

Los vándalos armados occidentales, por muy sofisticados que sean sus armamentos, no pueden con un ejército revolucionario como el nuestro, pertrechado de un espíritu inmensurable.

Es una lástima que no pueda enumerar aquí cada una de las proezas realizadas por centenares de los que integran el regimiento.

Sin embargo, se grabarán indelebles en la historia de la operación militar de nuestro ejército en el exterior y de su unidad de ingeniería.

Compañeros;

Nuestros ingenieros abandonaron en silencio el suelo patrio con la orden del Partido, pero se repatriaron con algo realmente grande para glorificar aun más a la patria, el pueblo y el ejército.

No pidieron nada a cambio por cumplir la orden a costa de la vida, pero recibieron lo que no se puede sustituir por nada, lo que vale más que nada en el mundo.

Es la confianza del Partido, la patria y el pueblo en nuestro ejército.

No pueden aspirar a más.

A ella han respondido ustedes con su audacia y registros legendarios.

Relevantes son sus méritos, porque destacaron una vez más ante la historia y el mundo el poderío propio de nuestro ejército que enarbola el perfeccionamiento ideológico y espiritual con la fidelidad absoluta al Partido del Trabajo de Corea como esencia.

En nombre del Partido y la patria, extiendo mi agradecimiento a todos los oficiales y soldados del regimiento de ingeniería 528 que cumplieron a todo trance la orden de combate del Partido y volvieron a realzar sin reservas el prestigio del Estado y el honor del Ejército Popular de Corea, desplegando el heroísmo masivo sin parangón y el espíritu combativo indoblegable.

Compañeros:

Nunca serán vanos la preciosa sangre y sudor derramados por el regimiento, ni su costoso sacrificio para cumplir a la perfección la orden impartida por el Partido.

Sus hazañas se perpetuarán al igual que el prestigio de nuestro poderoso Estado y ejército y la patria socialista que prosperará por toda la eternidad.

Reitero mi gratitud a todos ustedes por su retorno, aunque nos aflige la muerte de nueve soldados.

La totalidad de las fuerzas armadas de la República tomarán como ejemplo el espíritu y las hazañas del regimiento. Sus padres, hermanos, esposos, hijos, y maestros estarán muy orgullosos de ustedes.

Realmente me proporciona un gran orgullo contar con una tropa tan fiable, una unidad militar tan poderosa.

Espero que en el futuro continúen su servicio meritorio en defensa de nuestro gran Estado y pueblo.

La madre patria ha decidido otorgar al regimiento la Orden Libertad e Independencia en aprecio de su audacia y méritos relevantes y para transmitirlos de generación en generación, asimismo imponer el título de Héroe de la República, la Orden Bandera Nacional de primera clase y la Orden de Honor al Soldado de primera clase a nueve ingenieros que lamentablemente cayeron mientras cumplían la misión.

Hoy, por encargo del Comité Central del Partido del Trabajo de Corea y el Gobierno de la República, otorgaré la Orden Libertad e Independencia de primera clase al estandarte del regimiento, que los guió a la victoria y gloria, y colocaré las órdenes en los retratos de los caídos.

Mi agradecimiento y mi sincero tributo al servicio abnegado de ustedes, siempre leales a la patria.

¡Viva el heroico Ejército Popular de Corea! -0-

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