Por la noche avanzada de un día de junio de 1976, el gran Dirigente, camarada Kim Jong Il, llamó por teléfono a un funcionario enviado al Complejo de Minas de Musan.

Tras enterarse de la situación general de la mina, el Dirigente le preguntó por qué no informa sobre el problema de viviendas de los obreros.

Al funcionario titubeante le dijo que hay que construir rápida y magníficamente las viviendas para los militares licenciados recién ubicados en la mina.

Prosiguió que lo problemático no es los materiales ni la mano de obra, sino el punto de vista ideológico de los funcionarios faltos de la concepción revolucionaria sobre las masas y del espíritu de servir al pueblo.

Deben anteponer la vida de los mineros a la producción de minerales concentrados, señaló al funcionario y reprochó a los cuadros que no prestaban atención merecida a la vida de los mineros.

Ordenó construir las viviendas confortables con varias salas en la falda de la montaña antes de llegar el invierno, al cabo de decir que no debe escatimar nada para los mineros.

El funcionario estaba muy conmovido ante las instrucciones del Dirigente que conduce a los funcionarios a ser servidores fieles al pueblo.

En menos de 3 meses después, se edificaron numerosas viviendas adonde mudaron los militares licenciados y otros mineros. -0-