Un día de mayo del 55 de la era Juche (1966), el Dirigente
Mientras recorría varios puntos de la planta, se detuvo en un taller al distinguir una capa de polvos.
Dijo a los funcionarios acompañantes que aunque fuera posible inventar una excelente metalurgia con el combustible doméstico, no servirá para nada si es dañina para la salud de los fundidores.
En ese momento, los funcionarios se pusieron avergonzados porque pensaban como algo natural la presencia de polvos en el taller de fundición donde se consumen el mineral de hierro y antracita.
El Dirigente les instruyó pensar primero en la salud de los fundidores porque ésta es mucho más valiosa que el acero.
Estas instrucciones fueron la guía que debieron tomar los funcionarios de la época del Juche que exige apreciar al hombre como ente más precioso del mundo y poner lo todo a su disposición. -0-
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