Un día de mayo de 1991, el Presidente Kim Il Sung, quien dirigía sobre el terreno las áreas locales del país, regresó de prisa al Palacio de las Convenciones Kumsusan (entonces) con unos días adelantados.

Al llegar, el Presidente llamó a un funcionario y le preguntó por qué haya comenzado la pavimentación del camino interior del Palacio si bien le ha sugerido que no lo asfaltara otra vez.

Ese funcionario dijo que es el unánime deseo de todo el pueblo extender la alfombra de flores en el camino de dirección sobre terreno del Presidente y que los habitantes reprocharán a los funcionarios cuando se enteren de que se halla en una condición mala el camino por donde pasa diariamente el Presidente.

Entonces, el Presidente destacó que su placer reside en la felicidad del pueblo y que caminaría con gusto los caminos de estado crítico si es posible ofrecer una vida rica al pueblo.

Añadió que consideraría como su gran placer los trabajos agotadores para la alegría del pueblo y que suele visitar los campos aunque le es difícil caminar mucho por tener ya mucha edad.

Así, el Presidente siempre estuvo en el camino de amor y abnegación al pueblo con el ideario Iminwichon (considerar al pueblo como el cielo) como su lema. -0-